Si he de elegir una pregunta con la que quedarme es difícil, me quedo con la 22 ¿Qué he aprendido hoy de mis alumnos? Sé que fallo en varias, que a veces me vence el cansancio, que aunque trate de dar cada clase con todas mis energías, es algo que cuesta.
Pienso que ser docente es difícil, pero también es gratificante, no podría vivir sin ser maestro. Soy alguien a quien los niños le dan la vida, que me gusta lo que hago. Aprendo cada día de mis alumnos y aprendo de mis fallos, de mis errores en el aula. Me gusta admitirlos, considero que no soy alguien en un pedestal y que si fallo puedo reconocerlo, soy Humano.
Por otro lado pienso que el maestro o el docente nunca debe de situarse por encima de sus alumnos, si podrá enseñar desde la cercanía y con ella y el ejemplo podrá acompañar en el aprendizaje de todo, desde actividades morales hasta una materia. A veces será más fácil, a veces menos, un día los alumnos estarán mejor otras no, pero es que son personas y como tales debemos de tratarles, debemos respetarles.
Pensar que los alumnos dejan de ser niños, que no pueden moverse es cómo pedir que dejen de ser lo que son. Pedir que pierdan su naturaleza, que dejen de ser ellos es faltar a su espíritu. El niño no puede dejar de aprender a través del descubrimiento, a través de preguntar, de moverse, por tanto, ¿porqué no aprovechamos esa inquietud? ¿porqué los maestro renegamos de lo que son nuestros alumnos y no somos capaces de intentar darles la iniciativa? ¿tanto nos gustó el aprendizaje de la amenaza y el castigo que lo seguimos usando? Por desgracia en muchos casos si, en muchos casos se siguen encontrando maestros que amenazan, gritan y se enfadan con alumnos que sólo quieren ser aprendices. Quieren ser quienes dominen su aprendizaje y no son capaces de hacerlo porque nunca se les ha enseñado herramientas para hacerlo, así nacen muchos problemas educativos (es algo que algún día trataré).
Un saludo
No hay comentarios:
Publicar un comentario